En post anteriores, he comentado sobre lo beneficioso que es usar un lenguaje positivo, tanto a nivel personal como a nivel organizacional.
En esta ocasión, les quiero entregar tres ejercicios prácticos para lograr incorporar el lenguaje positivo en nuestros hábitos lingüísticos. Les recomiendo realizarlos oralmente y por escrito. Éstos los he practicado, y también los comparto en los talleres de Masvale.
Antes de describirlos, debo advertir que inicialmente puede sentirse extraño o incómodo al practicarlos; eso es normal. Recuerde que está creando un hábito y ese proceso requiere de tiempo, paciencia y constancia.
Ejercicios
- Háblese con afecto. Practique esto durante la mañana, inicialmente, y luego tres veces al día (la evolución varía de persona a persona). En un cuaderno, que mantendrá cerca suyo, cuando se despierte escriba tres palabras positivas sobre usted mismo: “yo soy inteligente”, “yo soy capaz”, “yo soy bonita (o)”. Luego diríjase al espejo más cercano y mirándose fijamente repita esas frases.
- Reformule en positivo. Cuando se percate que está usando las viejas muletillas, aquellas que desea cambiar; inmediatamente, dígase: “reformulo” y acto seguido transforme a positivo su discurso. Ejemplo: Vieja muletilla: “Ningún problema que me llames”. Se percata. E inmediatamente: “Por supuesto, llámame cuando quieras…”.
- Use el tiempo presente en su discurso en lugar del modo potencial. Al usar el tiempo presente usted se compromete, cree en lo que dice. Ejemplo: Modo potencial: “Debería de usar lenguaje positivo para estar más sano (a) y feliz”. Tiempo presente: “Uso lenguaje positivo en mi discurso para estar más sano (a) y feliz”.
Le reitero que la práctica de estos ejercicios es progresiva. Y para hacerla más efectiva practíquela también por escrito. Si quiere más ejercicios y técnicas, lo invito a asistir a los talleres Masvale o a consultar sobre nuestros planes de entrenamiento organizacional a contacto@masvale.cl.